3 Persona Vs 1 Persona

(3 persona y con objetividad)

La noche De San Pedro siempre es algo especial para un zamorano. y es que, cada 29 de junio las fiestas culminan con la entrega de llaves de la ciudad a las peñas. Algo simbólico, quizá. Haciendo alusión a la entrega de llaves del cielo de Cristo a su discípulo. Pero para Dani, que no imaginaba más que un día cómo podía serlo cualquier otro iba a ser muy diferente.

Era un joven disperso, no necesitaba en exceso la compañía de quiénes priorizan la cola de un bar a la de un buen museo. Por eso siempre coincidía con gente mayor que el, o en su defecto, con el mismo.

Esa misma tarde del acto de entrega de llaves, Dani sintió un vacío en el bolsillo. Se encontraba esperando a alguien que le abriese, pero sin saber que a quien estaba esperando en realidad fue a la chica que volvería a ver en sueños una y otra vez.

(continúa la historia en 1 persona, y con elementos literarios)

Joder, me digo a mí mismo mientras busco con rabia el agujero del pantalón donde siempre meto las llaves. ¿Dondé estará mi hermano? Mira que todo el día en casa y cuando más lo necesito se ha ido fuera. Pues nada, a sentarme a esperar, a ver gente pasar que me mire y piense que estoy mendigando. A ver caras que me recuerden cuán ingenuo soy al olvidarme las llaves. Aquí sentado a la puerta de mi casa.

Menos mal que desde aquí veo un poco la cúpula de la catedral, di que hay buenas vistas. Y que me llega el wifi de casa que quieras o no se agradece. Cuanto más se dilata el tiempo más pienso en la hora machadiana, qué será de nosotros cuando el grifo no de más agua y caminemos hacia el juicio final. Entre tanto pensamiento escucho el andar de la piedra medieval de Zamora, que lleva en ella a la chica que no conozco en persona, pero que se quién es, que alimenta cada segundo que empuño el boli para escribir un párrafo más, y que espero ver no solo en una postal, espero verla cada segundo que pasa en los relojes de la persistencia de la memoria de Dalí.