La casa de todos

Es grande, pero con la actitud acogedora de alojar a toda la facultad. Te recibe desde el primer día que llegas, y te despedirá en el final. A izquierda y a derecha las escaleras te invitan a sentarte en las butacas de color rojo intenso para disfrutar solemnemente de la grandeza de la universidad. Según camino por el lado derecho -zona de mi preferencia para sentarme- se me hacen angostos los pasillos que dividen las filas de butacas. Es frío observar la distancia reglamentaria que representa la baliza. Cada escalón que bajo me introduce más a la clase que va a tener lugar, haciéndome partícipe de cada uno de los argumentos que se exponen. Me gusta el sentimiento de comunidad que me provoca el auditorio. Es a la vez tenso y familiar. Tan solo imagino que es el centro de referencia para las clases de la facultad, y no solo de una clase en concreto, y se convierte en un lugar tan especial. No es un aula dedicada para una asignatura o para un profesor. Refiriéndome a Aristóteles, Es el significado más importante de que el ser humano es un ser social por naturaleza, como ya bien dijo desde El liceo, escuela que fundó en el recinto dedicado al dios Apolo Licio. Así lo siento, como el ágora para los filósofos o el foro para los romanos. El atrio para los sacerdotes, el anfiteatro para los ganadores, y la casa de todos para los estudiantes de la facultad.